lunes, 19 de agosto de 2013

De vuelta


Hoy he vuelto a la oficina. En realidad no la terminé de dejar del todo. Casi mejor ni comentarlo. Pero aun así he disfrutado. Ha sonado el despertador trempanísimo. La perra me ha mirada con cara de pocos amigos y ambas hemos bajado a rastras a la calle. Aún era de noche. De camino a la ofi la sensación ha sido extraña, me he sentido extranjera en mi propia ciudad. No sabría explicarlo bien, pero todo ha sido raro y hostil desde primera hora. Brusco el encuentro con la hija de la quiosquera (quiosquera ella también) a la que me veo últimamente dándole demasiadas explicaciones sobre mi vida a unas horas… Y en mi afán por esquivarla, he recibido un: bueno, ya me contarás si ya te has echado novio, que mira que qué mala suerte tienes con los hombres ¿¡¡¡¡¡¡??? Me he parado en seco: no, no te lo voy a contar, de eso nada guapa… Se me han ido agolpando malos pensamientos y peores palabras en la boca (y mira que estoy positiva leñe) pero he mirado hacia abajo y me he encontrado con los ojitos de mi peludita. Nadie mira con ojos de cordera como ella (salvo el marido de la hija de la quiosquera que nos mira así a todas…) Se me ha pasado la mala leche matutina y hemos seguido a lo nuestro: unos pises en sitios con olores me imagino que estupendos (para ella, yo de siempre he preferido el WC)
 
Y escuchando a Sabina y sus ‘Peces de ciudad’ he llegado a la agencia. He saludado al portero, él como siempre me ha soltado un: buenos días guapa (mirándome delantera y trasera), a mí se me ha levantado una ceja, también como siempre. Y nada, una vez que culo y manos se han acoplado perfectamente en sus puestos me he dado cuenta de lo poco que me apetecía estar ahí!!! Jajaja. Pues eso, que hoy me siento extranjera en una tierra un poquito hostil.
 
Esta podría ser yo en algún momento de la mañana
 
 

2 comentarios:

La tía Maruja dijo...

A pesar de todo... bienvenida! La rutina a veces tiene un encanto, el de lo atemporal, el de la costumbre, el de todo sigue igual. Un encanto algo melancólico y lleno de hastío y bochorno, pero encanto al fin y al cabo. Un beso!

Candela Guevara dijo...

La rutina tiene mucho encanto, tienes razón, aunque hay veces que cuesta pillárselo de nuevo ;) Un beso